Equilibrio Temporal: Tiempo de duración del presente = 3 segundos.

Equilibrio [┬] entre Pasado, Presente y Futuro

Pasamos más de media vida recordando, y es que el ser humano nos hace ser lo que somos, humanos. Compartir recuerdos es de lo más natural que puede uno concebir. Personas, objetos, lugares, frases... todo tiene cavidad en la memoria, la cual nos produce todo tipo de sentimientos variados. Por lo tanto, la finalidad de recordar es relativa dependiendo de cada uno, y de cada historia que recoge esos sentimientos encadenados que dejan de estar encerrados en el infinito olvido.
Interactuamos todo el tiempo con todo sin la necesidad de preocuparnos por recordar cómo utilizar qué objeto y demás, por lo que no siempre estamos en contacto con nuestros recuerdos sentimentales, y sin embargo nuestra memoria innata sigue presente sin que nos demos cuenta a cada momento que pasa.
Si cogemos una necesidad o un deseo (pongamos a corto plazo), lo único que estamos haciendo es recordar  e imaginar, pasado y futuro, para ir en presente a satisfacernos a nosotros mismos. Pero si el imaginar y recordar acabase ahí, podríamos perder el objeto de satisfacción o incluso el camino por el cual hemos conseguido satisfacer nuestros impulsos que nos han llevado a estar frente a ello. Pero qué pasaría con ello a continuación. Si lo has necesitado una vez, porqué no lo volverías a necesitar. Con lo cual, la preocupación por el futuro, la imaginación, para un posterior pasado, recuerdo, es tan importante como la preocupación por recordar para en un futuro estar satisfechos. Y lo que completa realmente este equilibrio, es que la carencia de necesidad es tan satisfactoria como la satisfacción misma, y lo único realmente preocupante es preocuparse demasiado, porque al fin y al cabo, si con cada presente buscamos una satisfacción, probablemente el simple hecho de estar se pueda convertir en un continuo ser.

El proceso de medición lógico dada por la memoria sobre cualquier hecho, acontecimiento, acción presente o previsión lógica viene dado por el tiempo, que al fin y al cabo puede ser algo tan relativo como nosotros mismos.